FELIPE II en VALLADOLID

Antes de hablar de las vigencias dejadas por Felipe II tanto directa como indirectamente en Valladolid, es necesario remontarnos al pasado para analizarlas.
Por si no lo sabíais, Felipe II nació en Valladolid, puesto que dicha ciudad adquirió como oficial el título de capital del Imperio, impuesto por parte de su padre, Carlos I.


Como íbamos diciendo, Isabel de Portugal dio a luz a un príncipe en el Palacio de Pimentel de Valladolid el 21 de mayo de 1527. En un futuro continuaría el legado del vasto Imperio dejado por su padre.
Naturalmente, creció y fue educado para reinar, y ya en 1556 fue nombrado rey públicamente.

En 1561, una terrible desgracia asoló Valladolid, que fue arrasada por un enorme incendio. Tras este, Felipe II se comprometió a reconstruir la ciudad, dotándola de la primera Plaza Mayor regular de España (modelo de otras más conocidas , como las de Madrid y Salamanca).


Poco después, y en detrimento para Valladolid, Felipe II trasladó la Corte a Madrid. Durante el período en el que Valladolid era capital del imperio "en el que no se ponía el sol", la ciudad había crecido en todos los aspectos de manera exponencial.
Pero irremediablemente el traslado de la Corte a Madrid trajo consigo una época de decadencia de la que la ciudad no comenzó a recuperarse hasta el siglo XIX, donde se incluía el fracaso de una catedral a medio construir.

A principios del siglo XVII vivieron en Valladolid artistas muy importantes para la cultura española, tales como Quevedo, Góngora o Cervantes, que publicó la primera edición de El Quijote en 1604 en la ciudad castellana.

Resumiendo, podemos observar que Felipe II fue un rey que condicionó a todos los niveles la historia de Valladolid. Primeramente propuso y efectuó acciones positivas a favor de la ciudad, pero finalmente la sumió en la más pura decadencia al trasladar la capital a Madrid.

Aun así, hoy se le recuerda más como un símbolo de la ciudad. En el casco histórico de Valladolid podemos ver numerosos monumentos, construcciones y calles en la memoria de Felipe II, como el Palacio de Pimentel, la plaza de San Pablo donde está su estatua, la Plaza Mayor, la Puerta del Campo en la calle Santiago o la calle Felipe II.

Finalmente, podemos sacar la conclusión de que Felipe II no era un santo, considerado desde un punto de vista objetivo. Por sus enemigos fue presentado por un monstruo fanático y despótico, carácter que demostró en el promulgamiento de los Autos de Fe de 1559 en Valladolid, con la quema en la hoguera de los considerados herejes.

Al margen de todo, lo que sí podemos admitir es que el reinado de Felipe II fue un antes y un después en la historia de Valladolid.  


Felipe II, rey de España, fue gobernante del mayor imperio del mundo. Sus dominios se extendían desde la mayor parte de la actual Estados Unidos, todo Centroamérica y el Oeste de Sudamérica. Las islas Filipinas (que tienen un nombre dedicado al monarca) y sus alrededores. En Europa, además de España, los países bajos y parte de las actuales Alemania e Italia. En 1580 fue coronado rey de Portugal y de su imperio, formado principalmente por la costa Este de Sudamérica, las costas atlántica e índica de África, parte de la actual India y las islas Indonesias.